Se ha proyectado recientemente la tercera parte de la saga de películas
“The Expendables” interpretada por reconocidos actores del cine
de acción y considerada como un culmen de este género, caracterizado
por el asesinato y la ultraviolencia y en el que las víctimas y verdugos
de estas situaciones son mayoritariamente hombres.
Si bien este tipo de cine triunfa en las taquillas debe tenerse en cuenta
que las actitudes que representa, como todos los formatos culturales que vulgarizan
y representan la lucha entre hombres, tienen una influencia educativa en la
vida real, afectando a nuestra cultura y ser psicosocial, potenciando en este
caso una de las más graves discriminaciones de género masculinas,
la competencia extrema entre varones.
Es por este tipo de competencia que hace cien años más de
nueve millones de hombres se masacraran entre sí en la Gran Guerra,
que aumenten las agresiones y navajazos en peleas de fin de semana entre adolescentes,
o que en los barrios pobres de las grandes urbes los pandilleros luchen despiadadamente
ocasionando la muerte prematura de muchos de ellos. De hecho la UNODC (Oficina
de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito) en su primer Estudio
Global sobre el Homicidio, del año 2011, concluyó que en una
media mundial los hombres se enfrentan a un riesgo mucho mayor de muerte violenta
(11,9 por 100.000) que las mujeres (2,6 por 100.000).
La liberación masculina debe, además de superar al hembrismo,
reconocer y eliminar nuestras discriminaciones más atávicas.
Para ello debemos negarnos a ser cómplices o partícipes de ellas
evitando la competencia extrema con otros hombres y boicoteando esta clase
de cine junto con sus nefastas consecuencias.